Trastronos alimentarios ¿cómo detectarlos y actuar?
Los trastornos alimentarios son cada vez más frecuentes en nuestra sociedad y ponen en grave peligro la salud de quienes los padecen. Identificar algunas conductas comunes ayuda a actuar a tiempo y facilitar su recuperación.
¿Qué son los trastornos alimentarios?
Los trastornos de la conducta alimentaria y de la ingesta de alimentos son trastornos psicológicos que cursan con complicaciones físicas y mentales que afectan gravemente el estado de salud y la calidad de vida de quienes los padecen.
Las personas que padecen un trastorno alimentario sienten continuamente, culpa, miedo, restricción, sentimientos de estar atrapadas y fuera de control. Tambien es frecuentes sintomas de ansiedad social, odio y vergüenza al cuerpo. Es muy común que manifiesten un agotamiento mental y frustación por luchar constantemente consigo mismas/os.
Reconocer la situación
En muchas ocasiones las personas que padecen un trastorno alimentario no son capaces de reconocer su problema e identificar su comportamiento cómo el de una persona enferma. Esto es debido a que, estos hábitos los tienen muy normalizados en su vida y se vuelven inconscientes. Por otro lado, pueden ser conscientes de la problemática pero mostrarse resistentes por miedo al cambio o a enfrentar la situación.
«La prevención y la detección temprana de un trastorno alimentario es la clave de un tratamiento eficaz. En este post me gustaría trasmitiros algunas conductas comunes que suelo observar en las personas tratadas en mi consulta.»
¿Cuáles son las conductas más comunes en los trastornos alimentarios?
Es importante conocer que las respuestas alteradas de la conducta suelen ser derivadas de dos aspectos:
- La relación consigo mismo y con los demás y por otro lado,
- hábitos y aspecto derivados de la conducta alimentaria, apariencia física y el peso.
Es decir, son varios los puntos de vista que podemos tener en cuenta a la hora de observar a nuestro ser querido.
Conducta alimentaria
- Preocupación constante con la comida, hablar continuamente de dietas, alimentos, recetas de cocina, qué han comido.
- Obsesión por hacer dietas generalmente restrictivas.
- Cambios en el patrón alimentario: por ejemplo, deciden practicar una dieta vegetariana, dietas hiperproteicas, de exclusión de alimentos… sin conocimiento ni justificación.
- Evitar comer ciertos alimentos que catalogan como que engordan: hidratos de carbono por la noche, fritos, salsas, dulces, aceite, entre otros.
- Excusas para no comer: “me duele el estómago” “he comido ya”.
- Obsesión por alimentos sanos, hipocalóricos, mirar las etiquetas de los alimentos, etc.
- Comer a escondidas o evitar estar en compañía mientras come.
- Esconder comida para comérsela posteriormente o tirarla.
- Rituales a la hora de comer: trocear excesivamente los alimentos, separar los alimento en el plato, masticar excesivamente o tragar los alimentos sin masticar, desmenuzar el pan, gran ingestión de líquidos en las comidas o no beber nada, cocinar sin grasas, no condimentar la comida, entre otras.
- Consumo excesivo de café, teína u otros excitantes.
- Interés exagerado por los que comen los de su entorno y cocinar para ellos.
- Sentimiento de culpa tras la ingestión de alimentos.
- Nerviosismo e irritabilidad durante las comidas.
- Encerrarse en el baño o habitación tras comer.
- Patrón alterado en el tiempo de ingestión de alimentos: comen muy rápido o muy despacio.
- Distorsión en las señales de Hambre/saciedad.
- Presencia de conductas compensatorias: vómitos, atracones, uso de laxantes, diuréticos, inhibidores del apetito.
Conductas en relación al cuerpo, imagen corporal y actividad física
- Fluctuaciones en el peso injustificadas y/o drásticas.
- Alteración en el patrón de crecimiento y desarrollo.
- Utilizar prendas de ropa excesivamente anchas para esconder sus formas corporales o prendas muy ceñidas para mostrar su delgadez extrema.
- Percepción errónea de su imagen corporal.
- Elevados complejos y preocupación por determinadas zonas de su cuerpo.
- Obsesión o miedo a pesarse.
- Ejercicio excesivo y desproporcionado.
Cambios en el comportamiento
- Aislamiento social.
- Obsesión por redes sociales e información en torno a la alimentación y culto al cuerpo.
- Continuas conversaciones en torno al físico.
- Aumento de relaciones superficiales o tóxicas, cargadas de dependencia.
- Irritabilidad, agresividad, ansiedad, aumento de miedos y obsesiones, cambios bruscos en el estado de ánimo.
- Baja autoestima y pensamiento negativos hacia sí mismos.
- Dificultad para concentrarse.
- Comportamientos de manipulación, mentiras o autolesiones.
«Si tras haber leído estas conductas sospechas que tu ser querido pueda estar desarrollando un trastorno alimentario, no te preocupes, ya hemos dado un buen paso, el detectarlo para poder actuar.»
¿Cómo puedo actuar ante esta situación?
Suelen aflorar muchas dudas sobre cómo actuar cuando se detecta que un ser querido puede padecer un trastorno alimentario. La empatía, paciencia, comprensión y constancia son claves para ello. Tener en cuenta algunos aspectos a la hora de acercarnos a nuestro ser querido y ofrecerle una solución, te puede ayudar:
- Comuníquele con cariño tu preocupación acerca de los cambios que has observado.
- Evita hablar sobre su aspecto físico y peso.
- No intentes acusar, castigar, hablar en un tono enfadado, ni le obligues a confesar. Se trata de transmitir que tiene tu apoyo para solucionarlo.
- Hazle comprender que un terapeuta (médico, psiquiatra, psicólogo, nutricionista) puede ayudarle a saber lo que ocurre y hacer que se sienta mejor.
- Actúa con empatía para comprender sus miedos, aunque te resulten irracionales. En la mayoría de las ocasiones puede sentirse atacado. Es importante conservar la calma en el dialogo, en un lugar relajado, pero manteniéndote firme en el objetivo de buscar ayuda para solucionarlo.
- Si se resiste ser ayudado o niega el problema, ten paciencia: intenta hablar en otro momento. Busca ayuda profesional para saber cómo actuar en esta situación.
¿Cuál es el tratamiento recomendado?
Soy consciente, que en estas situaciones, decidir qué terapeuta es el más adecuado es una decisión difícil por la gran responsabilidad que esto conlleva. Pero… no tengas miedo, ni lo pospongas en el tiempo. Como te he comentado antes, actuar a tiempo tiene muchas ventajas para la recuperación.
Si es importante que tengas en cuenta que el equipo de terapeutas que vayan a llevar a cabo el tratamiento sean especialistas en el tratamiento de los trastornos alimentarios. Me refiero a equipo porque, está demostrado que la eficacia de la intervención en estos casos es mayor con una intervención multidisciplinar.
Como nutricionista especializada en trastornos alimentarios trabajo en colaboración con médicos, psiquiatras, psicólogos, hospitales (en el caso de que sea necesario su ingreso) y otros profesionales especializados en este campo.
Nuestro objetivo es ofrecer un tratamiento integral eficaz y de confianza tanto para los pacientes como los familiares.
Tratamos pacientes de especial complejidad que se han mostrado resistentes a otros tratamientos convencionales. Además, consideramos de gran importancia que en la intervención terapéutica se incluye a la familia y allegados como parte integrante del tratamiento.
Espero haberte ayudado con esta entrada. Si necesitas algún otro consejo u orientación no dudes en ponerte encontacto conmigo. Te atenderé encantada.
«siempre hay posibilidades de lograrlo cuando lo intentas»