Hambre Emocional: ¿Cómo superar la ansiedad por la comida?

El hambre emocional hace referencia a un estado en el que comes sin tener un hambre real. Se caracteriza por sentir una necesidad de comer normalmente de forma impulsiva y descontrolada. El hambre emocional suele aparecer como respuesta a situaciones emocionales no gestionadas de manera adecuada ¿Quieres descubrir algunas técnicas que te ayudarán a superarla?

Alimentos y emociones

La relación emocional con los alimentos nace desde pequeños. Desde que nacemos la comida se nos da para la comodidad, apoyo y protección, por ejemplo, la leche materna.

En muchos casos, aprendes desde niño que los alimentos son una recompensa o castigo y como adulto puedes repetir ese patrón.

Estamos apegados a cientos de alimentos por multitud de razones y asociamos que ciertos nutrientes nos crean una sensación de bienestar ante determinadas emociones.

¿Cuántas veces te has premiado con la comida tras un día duro de trabajo o estas nervioso/a por algo y sientes la necesidad de comer esa bolsa de patatas o galletas que tienes en tu despensa?

Cuando te encuentras en una situación emocional comprometida, la comida se puede convertir en una vía de escape por su efecto inmediato de placer

Si esto te pasa en momentos puntuales no es para que te alarmes. El problema es cuando el hambre emocional se convierte en un hábito.

Los alimentos asociados al hambre emocional suelen ser ricos en azúcares, grasas y sal. Como consecuencia, con el tiempo te pueden provocar problemas en tu peso, salud y bienestar general.

ansiedad

Características del hambre emocional.

Estados emocionales como la ansiedad, estrés, tristeza, soledad, preocupación,  son fuertes condicionantes para que una persona coma, incluso sin sentir hambre física o real.

Cuando esto se convierte en un hábito, se vuelve imparable, comes de manera descontrolada, impulsiva y no sabes cómo pararlo. Entras en piloto automático y comes de manera inconsciente.

En el hambre emocional, la comida se convierte en una vía de escape inadecuada a las emociones que te resultan difícil gestionar.

Por un momento, al ingerir alimentos sientes placer y relajación. Pero pronto te invade la culpabilidad, tu alimentación se vuelve inadecuada. Como resultado, aumentas de peso, te invade la tristeza. Además, sientes que no tienes fuerza de voluntad y entras en un círculo de malestar.

El hambre emocional con el tiempo puede llegar a ser un factor precipitante en el desarrollo de un trastorno alimentario.

¿Qué diferencias existen entre el hambre emocional  y real?

Me gustaría exponerte una serie de características que te pueden ayudar a diferenciar si lo que sientes es hambre física o emocional.

Es hambre física o real cuando aparece poco a poco y se puede postergar. Se suele satisfacer con cualquier comida. Dejas de comer cuando estás lleno y te sientes bien cuando terminas de comer.

Por el contrario, el hambre emocional aparece de pronto. Tienes antojo por un determinado alimento y necesitas satisfacer inmediatamente. Continuas comiendo incluso cuando estas lleno. Además, te sientes culpable, avergonzado o insatisfecho cuando terminas de comer.

Tomar conciencia del hambre emocional te ayudará a dar los primeros pasos para superarlo.

A continuación te expongo una serie de cuestiones que te pueden ayudar a detectar tu hambre emocional. Ser consciente de la situación te ayudará a ponerle solución.

  • Casi siempre tengo que dejar el plato vacío y no noto la sensación de saciedad.
  • Como sin tener hambre aunque me note saciado.
  • Como cuando estoy triste, enojado, nervioso, cansado, por diversión. aburrimiento.
  • Tengo antojo por determinados alimentos que necesito comer inmediatamente.
  • Tengo problemas para controlar las cantidades de determinados alientos. Cuando comienzo a tomarlos no puedo parar.
  • Me siento culpable después de haber ingerido algunos alimentos.
  • Uso la comida como recompensa o forma de relajarme.
  • Suelo comer a escondidas.
  • No puedo reconocer las razones por las que como.
  • Como impulsivamente y fuera de control.
  • La comida se ha convertido en una obsesión.

Si te sientes identificado con algunos de estos síntomas, te recomiendo empezar a ponerle solución. No dudes en pedir ayuda profesional si te sientes fuera de control.

Ejercicios para superar el hambre emocional

Quiero exponerte unos ejercicios para que te ayuden a empezar a gestionar mejor tu hambre emocional.  No tengas prisa, dedícate tu espacio y tiempo.

1. Observa tu hambre emocional.

Responde a estas preguntas para identificar y definir tu situación. 

  • ¿Cuál es el momento del día que tengo mayor apetito?
  • ¿Cuál es el momento del día/semana donde más descontrolo mi alimentación?
  • ¿Qué emociones me llevan a comer? 
  • ¿Qué alimentos suelo tomar en estas situaciones?
  • ¿De qué manera me tomo esos alimentos? De pie, sentado, a escondidas, realizando otras actividades.

El objetivo es que definas qué, cómo, cuándo y por qué comes. Esto te permitirá establecer pautas más personalizadas para lograr tu objetivo.

También, te puede resultar útil valorar la intensidad de tu hambre en una escala del 1 al 10. Realiza esta acción antes y después de comer y anota lo que te vas dando cuenta.

diferencias entre el hambre real y emocional

2. Establece un plan de comidas y horarios que más se adapten a tí.

Estructurar tus comidas te permitirá no improvisar. La improvisación puede favorecer el que piques entre horas y te dejes llevar más por tus impulsos, es decir, fomenta tu hambre emocional.

3. Evita las dietas estrictas.

Estas dietas prohíben constantemente alimentos y pueden agravar tu situación de estrés y malestar.

4. Intenta comer siempre sentado y en platos individuales.

Este ejercicio te ayuda a ser más consciente de lo que comes. Además, te permite distinguir mejor entre el hambre físisca o hambre emocional.

5. No realices otras actividades mientras comes e intenta masticar con calma.

Disfruta de los sabores, texturas y olores que te ofrecen los alimentos. Te hará conectar más contigo mismo y coseguirás saber mejor la cantidad de comida que necesitas.

6. Reserva un espacio en el día para realizar alguna actividad que te guste.

No olvides la práctica de ejercicio físico. Te ayudará a reducir la ansiedad, sentirte más animado y con mayor fuerza y energía para tu día a día.

 Y Recuerda….

“Los cambios no son fáciles pero tampoco imposibles”, con que…. Manos a la obra!!!!

 

SI quieres saber más